Soy Santiago Chiva, licenciado en Derecho, he trabajado en el mundo de la educación, en la dirección y asesoramiento de Asociaciones Culturales de Andalucía Oriental de estudiantes de ESO, Bachillerato, Ciclos Formativos y universitarios en temas de formación profesional, estrategias de aprendizaje y formación en la solidaridad. Llevo cerca de 20 años en el mundo de los Colegios Mayores y en la dirección del Colegio Mayor Albayzín de la Universidad de Granada de 1990 a 1992 y desde 1999 hasta hoy. En estos años he conocido a cientos de universitarios, muchos ya profesionales jóvenes o maduros que me han contado su experiencia y espero ir poniéndolas aquí. Desde julio de 2015, se ha incorporado Alberto Tarifa a la redacción.

jueves, 26 de julio de 2012

Tener conversación


Un estudiante de Ingeniería (vamos a llamarle con el nombre supuesto de Ildefonso) estuvo tres años en el Colegio Mayor y el resto de la carrera siguió participando con asiduidad de las actividades. Hace poco, con la carrera recién terminada, ha pasado el proceso de selección en una empresa y el puesto ha sido para él, por delante de los otros diez candidatos. Cuando Ildefonso nos contaba en una tertulia por qué, en su opinión, le habían seleccionado, hizo algunas reflexiones útiles para todos: las entrevistas de selección a veces eran personales y otras de todos los candidatos en dinámica de grupo. La tendencia general, en grupo, era de intervenir poco e Ildefonso, se esforzó en ser activo; en las entrevistas personales que tuvo, contó experiencias vividas en la carrera y en el colegio mayor, actividades realizadas en periodos de vacaciones, historias interesantes escuchadas en tertulias y sobremesas. Él se considera una persona más bien tímida, sin especial facilidad para hablar en público y con unas calificaciones medianas. Pero es activo y con buena capacidad de escuchar. Posiblemente algunos de los demás candidatos tenían más conocimientos técnicos, pero no supieron venderse como profesionales.

Este suceso me ha recordado un consejo que daba el catedrático Ignacio Vicens en un encuentro en el Colegio Mayor Albayzín: un universitario tiene que saber tener conversación. Y esto en la mayor parte de los casos se aprende con la práctica. Saber contar historias requiere haberlas escuchado, haber leído y reflexionado sobre lo leído, tener aficiones, ilusiones...
También es útil tener, decía Vicens, historias interesantes y si es el caso, dirigir la conversación a un punto en el que ese relato cuadre perfectamente. Contaba la historia del rabino Maguid Dubner al que una vez le preguntaron como conseguía encontrar la parábola exacta para sus prédicas y contestó con el siguiente relato: "Un soldado muy joven, encontró con sorpresa tres círculos sobre una pared y justo en el medio, la señal de un tiro. Cuando le preguntó al tirador como lo hacía, este le dijo que primera tiraba el tiro y luego hacía un circulo a su alrededor". De esa misma manera, guardaba en su memoria toda clase de relatos, sabiendo que algún día los iría a utilizar.

El Nobel le Literatura guatemalteco Miguel Ángel Asturias decía que cuando se encontraba con unos recién casados les preguntaba: ¿tienen tema de conversación para muchos años? Porque se suponen que quieren pasar toda su vida juntos, ¿no?

Hay que disfrutar hablando porque antes hemos disfrutado leyendo y escuchando. Esto no se logra dedicando la mayor parte del tiempo a juegos de ordenador o a leer la prensa deportiva, ni siendo un friki que solo disfruta con temas muy especiales. Ahora que estamos en verano es un tiempo adecuado para leer mucho (y elegir bien antes), para compartir experiencias, escuchando y pensando qué cosas aprendidas, oídas o leídas en los últimos meses pueden hacer pasar un rato agradable a amigos y familiares.

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