Soy Santiago Chiva, licenciado en Derecho, he trabajado en el mundo de la educación, en la dirección y asesoramiento de Asociaciones Culturales de Andalucía Oriental de estudiantes de ESO, Bachillerato, Ciclos Formativos y universitarios en temas de formación profesional, estrategias de aprendizaje y formación en la solidaridad. Llevo cerca de 20 años en el mundo de los Colegios Mayores y en la dirección del Colegio Mayor Albayzín de la Universidad de Granada de 1990 a 1992 y desde 1999 hasta hoy. En estos años he conocido a cientos de universitarios, muchos ya profesionales jóvenes o maduros que me han contado su experiencia y espero ir poniéndolas aquí. Desde julio de 2015, se ha incorporado Alberto Tarifa a la redacción.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Un profesor con 26 millones de alumnos

Así titula El País un artículo sobre Salman Khan, "un analista de un hedge fund de origen humilde que en 2008, recién casado, a punto de ser padre y de adquirir una casa en propiedad, fio todo su futuro y sus pingües ahorros a un sueño: hacer accesible la educación gratis a todos en cualquier lugar del mundo".

Este "ingeniero eléctrico, matemático e informático formado en Harvard y el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) -sigue diciendo el artículo de El País-, cree que cada estudiante es único y tiene ritmos de aprendizaje únicos que el sistema prusiano de enseñanza, esencialmente pasivo, no puede satisfacer.

Lo que él plantea es una suerte de escuela al revés: se aprende en casa, con lecciones grabadas en vídeo y los pertinentes ejercicios, y se hacen los deberes en el aula. De esta forma, el estudiante que no ha entendido un concepto, y que quizá en clase se siente cohibido y renuncia a pedir ayuda, no tiene más que rebobinar la lección cuantas veces necesite hasta dominarla. Y el profesor, que dispone de un programa para seguir los progresos y tropiezos de cada alumno en casa, puede invertir su tiempo en resolver lagunas. La escuela tradicional “te castiga por experimentar y fracasar y eso hace que vayan solapándose déficits de aprendizaje, suele decir Khan.

Su propuesta pasa justo por lo contrario: “Súbete a la bici y cáete. Hazlo por el tiempo que sea necesario hasta dominarla”. Si dejas que el alumno trabaje a su ritmo”, sostiene, “de repente empieza a interesarse y a evolucionar.*

   

 * Las negritas son del editor del artículo.

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